Media Europa está sometida a una alarma que empezó en Francia y pronto se extendió al Reino Unido e Italia, aunque la amenaza parece ser cada vez mayor: las chinches, insectos chupadores de sangre que proliferan en los colchones y resisten los insecticidas.
La solución más eficaz para combatirlas es la alta temperatura. En este artículo descubriremos qué son estos molestos invasores y cómo deshacernos de ellos con limpiadores de superficies de vapor.
El nombre científico de las chinches es Cimex Lectularius y dan miedo sobre todo por su naturaleza entomófaga, es decir, porque chupan sangre. Muy extendidas hasta el siglo XIX, sobre todo en los países anglosajones, estas plagas reaparecieron en varias oleadas en los años 50, luego a principios de los 2000 y ahora causan gran alarma empezando por Francia y en todo el norte de Europa.
Seres diminutos, de 4-5 milímetros de tamaño, sin alas, de color marrón rojizo. Acechan en los tejidos - colchones, alfombras, tapicerías, mantas - pero también en las grietas de los muebles, donde permanecen ocultas durante el día para salir por la noche y alimentarse de la sangre de los humanos que duermen. Y se reproducen muy rápidamente.
Su peligro no está relacionado con la transmisión de enfermedades, sino con las fortísimas reacciones alérgicas que pueden provocar a través de ciertas sustancias contenidas en la saliva que segregan al chupar sangre. Los principales problemas para combatirlas son la resistencia a los insecticidas que han desarrollado y la propagación exponencial tanto en lugares públicos como en relación con los viajes. Sin embargo, el uso de limpiadores de superficies de vapor es muy eficaz para destruirlas.
Es París la que lleva varias semanas dando la voz de alarma sobre las chinches, informando de una enorme propagación en lugares públicos: escuelas, trenes, tranvías, metros, hoteles, cines y teatros. Además de alimentarse, estos insectos también utilizan a los humanos para desplazarse: al anidar en la ropa, se instalan en los asientos de los vehículos de transporte o en las butacas de cines y teatros, donde encuentran fácilmente otros vectores humanos para desplazarse. Y mientras tanto ponen huevos y estallan los focos.
Tras un aumento significativo de las denuncias, incluso en hospitales y escuelas, la ciudad de París pidió al gobierno francés que interviniera. Muchas familias tuvieron que someter sus hogares a largas y difíciles desinfestaciones, a menudo sin éxito; vagones enteros de tren y metro fueron invadidos; hubo huelgas y protestas en las escuelas.
Con una tasa de reproducción muy elevada, la capital francesa se enfrentó a una auténtica invasión de chinches. Las autoridades sanitarias intentan tomar medidas correctoras, mientras que la población ha asaltado las farmacias en busca de posibles métodos para desinfectar hogares y lugares de trabajo. Escenas muy similares a las de la pandemia de Covid-19, y no se excluyen las cuarentenas en casos extremos.
Fotos y películas de viajeros se persiguen en la red, mostrando las chinches en los asientos de los trenes de alta velocidad, el metro de París e incluso en las salas de espera de los aeropuertos. El Ministerio de Transportes se ha movilizado y la alerta es máxima de cara a los próximos Juegos Olímpicos de 2024 en la capital francesa, donde el Ayuntamiento ha pedido al Gobierno un plan de acción decidido contra lo que califica de "plaga" y el teniente de alcalde Emmanuel Grégoire ha escrito en una carta a la Primera Ministra, Elisabeth Borne, que "las chinches son un problema de salud pública, el Estado debe reunir urgentemente a todos los actores implicados para poner en marcha un plan de acción a la altura de las circunstancias".
Como gran metrópoli europea, París es vivida y recorrida cada día por millones de viajeros que, con sus ropas, maletas y equipajes, durmiendo en hoteles y utilizando el sistema de transporte público, no tardan en llevarse las chinches a otra parte.
Así, en poco tiempo, estas plagas se están extendiendo también en Londres, donde vídeos en las redes sociales mostraban a las chinches en los pantalones de los pasajeros del metro. El alcalde Sadiq Khan admitió que el caso es "un verdadero motivo de preocupación".
Casos similares también se dieron en Milán, donde dos turistas australianos contaron la mala experiencia que tuvieron tras viajar en un tren a Italia desde Múnich: picaduras y forúnculos por todo el cuerpo y - según explicaron en Instagram - la confirmación que recibieron de la empresa de transporte de que efectivamente eran chinches.
Para combatir las chinches de cama, primero hay que rendirse ante el hecho de que no existen métodos caseros eficaces y que los insecticidas comunes no funcionan. Con el tiempo, de hecho, las chinches han desarrollado una fuerte resistencia a los productos utilizados habitualmente contra los insectos: los típicos botes de spray que se pueden comprar en supermercados o tiendas de bricolaje, por tanto, pueden llenar la casa de manchas y malos olores y matar moscas, arañas, mosquitos, hormigas y cucarachas, pero las chinches de cama seguirán proliferando.
Por lo tanto, hay que recurrir a una empresa de control de plagas, equipada con instrumentos profesionales que utilizan dióxido de carbono y nitrógeno. Sin embargo, está claro que estas intervenciones cuestan mucho dinero y pueden obligar a salir de casa durante el tiempo necesario para que los agentes químicos utilizados, peligrosos para el ser humano, hagan efecto.
Un método muy eficaz y asequible es el uso de generadores y limpiadores de vapor. De hecho, la temperatura afecta en gran medida a la vida, la proliferación y la muerte de las chinches. Entre 15° y 30° C, estos insectos encuentran su clima ideal: lástima que corresponda precisamente al de la vivienda. Por debajo de 15° C es posible inducirlas a un estado de semihibernación para el que no necesitan alimentarse; pero sufrir el frío para salvarse de los parásitos no es una solución adoptable. En cambio, a temperaturas superiores a 60° C, es posible matar tanto a los insectos como a los huevos; pero incluso vivir a esas temperaturas es imposible.
La verdadera solución es realizar una limpieza a fondo de muebles y textiles con un generador de vapor.
Un limpiador de superficies es una herramienta muy útil en el hogar para desinfectar e higienizar superficies, suelos, muebles y textiles, gracias a las propiedades del vapor de agua.
Está equipada con un generador de vapor a presión constante capaz de transformar el agua contenida en un depósito de estado líquido a estado gaseoso, que, emitido a alta temperatura (hasta 180° C), elimina los gérmenes y bacterias ocultos en los objetos que hay que limpiar. Las chinches no se libran de este proceso, por lo que cualquier proliferación de estas plagas en el hogar, en lugares públicos o en medios de transporte puede erradicarse eficazmente utilizando un limpiador de vapor.
El chorro de vapor producido por estos instrumentos puede contener un porcentaje diferente de agua y vapor. En función de este porcentaje, existen distintos tipos de generadores de vapor:
Para la eliminación de las chinches de cama, el vapor saturado seco es especialmente adecuado. Este tipo de vapor no moja en absoluto los colchones, la ropa y otros textiles a tratar, pero tiene numerosas ventajas en el tratamiento de estas plagas:
Sin embargo, el resultado más importante sigue siendo la eliminación total y definitiva de las chinches y los huevos, así como de las heces y de una sustancia maloliente particular que producen para adherirse a las superficies. Por último, al tiempo que actúa contra las chinches, el limpiador de vapor también extermina los ácaros del polvo y otros elementos que ensucian los entornos en los que vivimos a diario.
Lavor fabrica dos modelos de limpiadores de vapor especialmente adecuados para eliminar las chinches de los entornos domésticos: